El Proyecto de Ley de protección, derechos y bienestar de los animales, en su última redacción publicada en el Boletín Oficial de las Cortes Generales de 12/09/22, no acaba de dejar claro el margen de maniobra, dentro del actual marco democrático, de los ciudadanos y profesionales que tengan o críen según qué tipo de animales o mascotas, por lo que la inseguridad jurídica que puede crear aquella norma así como la antidemocrática limitación del derecho de cada persona a tener y cuidar una mascota legalizada (no impuesta) de su libre elección, sin ser criminalizado ni perseguido por ello, recomendarían su inmediata retirada ya que está condenada a ser una norma desestabilizadora que enfrentará gobierno central, comunidades autónomas y ciudadanos, amén de los innumerables recursos de inconstitucionalidad que se prevén ante su contenido, órdagos legales reglamentarios para su desarrollo y otras oscuras incógnitas que plantea (¿curso de formación para tener un perro?), así como la nula negociación y asesoramiento realizados para llegar a un consenso real con todos los profesionales, organizaciones, colegios y ciudadanos afectados por la misma.

Los silvestristas en ese sentido NO PODEMOS BAJAR LA GUARDIA. Sí que es cierto que desde su redacción inicial este Proyecto de Ley ha suavizado el tono y cierto contenido sectario y totalitario con el que se publicó inicialmente contra el silvestrismo, reconociendo en la redacción actual la legalidad y legitimidad del mismo en cumplimiento del artículo 61 de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

Un estado totalitario animalista está hoy por hoy fuera del marco constitucional. «Caprichos» legales como este Proyecto de Ley, simplemente sobran. Los delirios ideológicos de un partido político sin representación parlamentaria u otros con representación, así como el credo religioso animalista, no están aportando madurez ni sensatez ni paz ni futuro a las personas de este País. Parece mentira que un partido con la madurez y visión democrática del PSOE no contemple el conflicto que puede acarrear este tipo de normas.

Una buena ley que se precie de ello tiene que adaptarse a una realidad social ya existente, la cual la reclame. En ese sentido lo normal es que la realidad social vaya por delante, no al revés, y hay que ser honestos y valientes para defender los derechos democráticos que tanto ha costado tener, ya que no se heredan, se ganan, POR LAS PERSONAS.

Esta norma en proceso de aprobación pretende imponer a una mayoría, que piensa y siente de manera diferente, las ideas de una realidad muy minoritaria y poco acostumbrada al diálogo con los que no son de su corrillo; imponer a todo un País un ideario con la burda excusa que lo reclama la sociedad, afirmación que es falsa tras la macromanifestación del 20/03/22 y la de ahora del día 05/02/23.

Los ciudadanos de España queremos vivir en paz con nuestros queridos animales y mascotas, no aguantar los delirios totalitarios de nada ni de nadie.

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